martes, 7 de abril de 2015

Hume, filósofo y pensador


Este mes debido a temas de apuros académicos me he visto obligada a realizar una entrada más teórica. Se trata básicamente de un resumen del pensamiento de Hume.

David Hume es uno de los principales filósofos empiristas, y como tal considera que todo nuestro conocimiento parte de percepciones recombinadas por el entendimiento. Según Hume existen dos tipos de percepciones o representaciones mentales:
Las impresiones: aquellas percepciones inmediatas y más vividas, y que pueden ser de sensación (refieren a cualidades de los objetos) o de reflexión (refieren a estados de conciencia), y tanto simples como complejas.
Las ideas: las “ténues imágenes” de las impresiones en el pensamiento y el entendimiento, luego su contenido proviene de la impresión, y que también pueden ser simples o complejas.

"Pensar” consistiría en asociar ideas, esto es, en producir ideas complejas agrupando impresiones o ideas simples mediante las tres leyes de asociación del entendimiento: la ley de semejanza (agrupa ideas parecidas o idénticas), ley de contigüidad (agrupa ideas cercanas en el tiempo o el espacio) y ley de causalidad (agrupa ideas de hechos que se suceden en el tiempo de forma necesaria, considerándose que uno es causa del otro que es su efecto). Existen dos tipos posibles de conocimiento:
El conocimiento de relaciones entre ideas (por deducción): sus verdades surgen de establecer relaciones entre las ideas respetando el principio de no contradicción. Estas proposiciones son necesaria e universalmente verdaderas, son verdades formales en que el predicado está contenido en el sujeto y no dicen nada acerca de la realidad.

El conocimiento de hechos (por inducción): las proposiciones de hecho corresponden o no a los hechos que describen, en caso de hacerlo obtenemos verdades de hecho propias de las ciencias empíricas, y que tienen tan solo el grado de probables.

El conocimiento deductivo (de ideas) no nos dice nada acerca de la realidad, sino de las ideas mismas, así que nuestro conocimiento del mundo nos viene dado por la inducción, pero este es tan solo probable. ¿Por qué, en qué descansa realmente el conocimiento de hechos? La inducción consiste en una generalización a partir de una serie de hechos particulares, pero dicha serie es siempre finita, y no parece legítimo pasar de un número limitado de observaciones a un enunciado universal. Establecer un nexo necesario entre la ocurrencia repetida de un hecho y su ocurrencia futura es lo que fundamenta la inducción. En el conocimiento empírico ese nexo necesario es la causalidad: si en el futuro se repite la causa, necesariamente sobrevendrá el efecto. El conocimiento de hechos es pues posible gracias a la ley de causalidad, ¿pero tiene fundamento dicha ley, corresponde a algo en realidad?

Habría que fundamentar el principio de causalidad en los hechos, pero esto es imposible, pues los hechos son finitos y su conocimiento probable, y el principio de causalidad establece relaciones necesarias. ¿Cómo llegamos entonces a construir el principio de causalidad? A partir de la experiencia de dos hechos contiguos, sucesivos y regulares. Pero, ¿de la regularidad de esa relación de contigüidad y sucesión cómo salto a una relación necesaria de causalidad? Sencillamente por un mecanismo psicológico de costumbre. Una vez arraigada una costumbre genera una creencia. No existe pues realmente la causalidad en el mundo (no es ella misma un hecho), sino tan solo en el plano psicológico como una ley de asociación de ideas basada en la costumbre, lo que lleva a Hume a asumir un escepticismo moderado (pues la confianza en la causalidad es útil para la vida) en el plano epistemológico.

El escepticismo de Hume será más radical respecto a la metafísica: al concepto de sustancia no le corresponde ninguna impresión luego la sustancia no es nada y la metafísica es una ilusión. Hume critica el concepto de sustancia extensa (mundo) pues solo tengo acceso a mis impresiones y no puedo comprobar si efectivamente corresponden a una realidad extramental. Critica también el concepto de sustancia infinita (Dios), pues no hay posibilidad de percibir a Dios, solo se le puede conocer recurriendo al principio de causalidad (por sus efectos) o recurriendo a ideas innatas (a priori), pero si el principio de causalidad no tiene fundamento y no hay ideas innatas porque todas proceden de una impresión, entonces no hay base para defender la existencia de Dios (tampoco su inexistencia, Dios es sencillamente una hipótesis inútil, lo más racional parece el agnosticismo). Critica por fin incluso el concepto de sustancia pensante (yo): el yo parece una impresión permanente, pero lo que existe es una sucesión de yoes, confundimos sucesión con identidad, la memoria unifica pues permite reconocer la conexión entre las impresiones que se suceden, pero tras dormir, ¿cómo sé que sigo siendo quien era? El yo es también una suposición indemostrable.

La ética y la política de Hume son también empiristas, ajenas a prejuicios metafísicos y basadas únicamente en la experiencia. Hume critica el racionalismo moral alegando que la razón nos permite conocer pero la moral no se reduce a hechos e ideas, sino que es el ámbito de la acción, confundir juicios de hecho con juicios de valor, deslizarse peligrosamente desde el “es” al “debe ser” es una falacia. Por ello no es la razón la que ha de fundamentar la moral, sino los sentimientos. Las proposiciones éticas no son verdaderas ni falsas. La moral humeana es emotivista: lo que hay en el interior del individuo son impresiones de reflexión consistentes en lo que llamamos sentimientos, dichos sentimientos son la base del juicio moral, pues este consiste precisamente en expresar los sentimientos que nos produce algo, básicamente agrado o desagrado. Así lo que juzgo bueno o malo es aquello que apruebo o desapruebo porque me genera un sentimiento de placer o de dolor. Esto no quiere decir que el emotivismo moral de Hume sea puramente individualista y hedonista, pues la moral de Hume es utilitarista: en general nos agrada lo que es socialmente útil y nos desagrada lo que es socialmente perjudicial. Tendemos al bien porque somos animales sociales. También la moral de Hume es empática: poseemos naturalmente un sentimiento, la simpatía (padecer con) que nos permite ponernos en el lugar del otro. Por fin, la política humeana es también utilitarista y naturalista: la organización social se ha constituido por su utilidad.

El análisis humeano de la religión marcará el pensamiento ilustrado sobre la religión en toda Europa. Al teísmo los ilustrados oponen el deísmo y la religión natural, pero Hume niega la validez de las pruebas de la existencia de cualquier Dios. Contra el argumento ontológico señala que es posible concebir lo no existente, luego no hay nada que exista necesariamente, la existencia es un hecho y su contrario no implica contradicción; contra el argumento cosmológico señala que no es absurda la sucesión infinita de causas, o no lo es más que un Dios infinito; y contra el argumento del orden señala que toda causa es proporcionada al efecto y si el mundo es finito e imperfecto es difícil sostener que su causa sea infinita y perfecta.

Aunque indemostrable, pudiera ser que la religión, como la confianza en el principio de causalidad, fuera una ficción útil, no obstante la religión es una superstición inútil en el mejor de los casos. Para Hume las ideas religiosas nacen de las esperanzas y temores del ser humano, de la incertidumbre, y a la larga las religiones positivas se convierten en sistemas de superstición nocivos desde el punto de vista moral, dado que no son útiles socialmente sino al contrario, generan intolerancia y guerras de religión

lunes, 23 de febrero de 2015

La Hipótesis del Sueño


Descartes formuló la "Hipótesis del Sueño", en ella enuncia que nada es seguro ¿Cómo podemos discernir entre el sueño y la vigilia? ¿Cómo saber que todas nuestras vivencias constituyen en sí mismas un mero sueño? En mi opinión, esta visión de la vida de Descartes es bastante surrealista.  Es cierto que en algunos momentos es difícil diferenciar el sueño y la realidad; sin embargo, a largo plazo te das cuenta de lo que es mero sueño y de lo que no.  En algún momento mientras estás soñando ocurre algo que es del todo inverosímil. Son esas cosas las que nos hacen darnos cuenta de lo que es real y lo que no. Aunque bien pensado lo que nos marca los límites de lo que es real y lo que no es la realidad, valga la redundancia. Entonces sería una especie de espiral ya que si decimos que el sueño lo distinguimos basándonos en que es irreal como saber que no estamos soñando y que nuestros límites no son más que otro invento de nuestra imaginación ¿es acaso toda nuestra vida una patraña? Gracias a esta afirmación de Descartes podría considerarse como tal. Pero yo, personalmente, creo que esto es útil quizá a la hora de conocer; sin embargo ¿qué sentido tiene martirizarnos por el hecho de que nuestra vida sea o no real? Nosotros la vivimos y la disfrutamos de ese modo. Entonces yo creo que no merece la pena amargarse por esta cuestión. En resumen, ¿podemos distinguir el sueño de la vigilia? En principio no. La verdadera pregunta es ¿qué repercusión tiene esta incertidumbre sobre nuestra vida? Quizá para un filósofo sea una incógnita que no le deje conciliar el sueño, pero normalmente la mayoría de la gente no repara en esas cosas y vive felizmente su vida, ya sea falsa o verdadera. Esto a veces puede ser un alma de doble filo, ya que el que no se interesa no conoce... pero este sería otro tema así que hasta aquí llegó mi reflexión sobre la "Hipótesis del Sueño" (aunque quizá no haya una conclusión muy clara a mí me ha servido para reflexionar).

miércoles, 4 de febrero de 2015

NO a la pena de muerte




Actualmente la pena de muerte ha sido abolida y penalizada en casi todos los países europeos (excepto Bielorrusia), y la mayoría de los correspondientes a Oceanía (como Australia, Nueva Zelanda y Timor Oriental). La mayoría de países latinoamericanos han abolido la pena de muerte, mientras que los Estados Unidos de América, Guatemala y la mayoría de los estados del Caribe la usan, y en Chile, Brasil la usan como castigo en situaciones excepcionales, como por ejemplo para castigar la traición cometida en tiempo de guerra. En Asia la pena de muerte está permitida en democracias como Japón e India. En África, aún se usa en Botsuana y Zambia. 

Tras leer muchos comentarios de personas que dicen que el que mata a alguien inocente merece morir, me puse a pensar si es cierto. ”Matar” esa palabra que muchos utilizan, ¿Acaso la pena de muerte no es un “asesinato” a fin de cuentas? ¿Entonces el que se encarga de la ejecución no es un asesino también?

Hace poco leí una nota sobre un grupo de vecinos que mataron a un presunto violador. Esto quiere decir que el “violador” podría haber sido inocente. Entonces, ¿Ese grupo de personas merece la pena de muerte? Intentaron hacer justicia por mano propia pero, ¿Sabían a ciencia cierta si la persona es un violador? Aunque el hombre haya sido un violador, ¿Eso les otorga el derecho a asesinarlo? ¿Es qué acaso eso no los convierte en asesinos a fin de cuentas? Si nos basamos en lo que dicen de que si alguien mata debe morir, ¿Eso quiere decir que todos los involucrados en dicho asesinato tienen que ser condenados a la pena de muerte? Detrás de cada pena de muerte, hay una persona que tiene que “asesinar” al condenado. ¿Es justo que un hombre o una mujer tengan que “ensuciarse” cometiendo un asesinato, legal o no? 

Esto me lleva al siguiente punto: leyendo, noté que muchos opinan que la delincuencia bajaría si existiera la pena de muerte, y quizás sea cierto, pero también acarrea un gran problema. Los delincuentes, sabiendo que si son capturados serían condenados a la pena de muerte, llegarían a extremos que en otras circunstancias no hubieran ni pensado, ya que si de todas maneras morirían si los agarran, ¿Por qué no arriesgarlo todo? La cárcel está para evitar que los delincuentes, homicidas y violadores anden sueltos por la ciudad, entonces, ¿Es necesario quitarles la vida? ¿Merecen una segunda oportunidad? Es sabido por muchos que un buen porcentaje de los delincuentes se arrepienten de lo que hicieron y tratan de reformarse, educarse e insertarse en la sociedad lo mejor posible. También es sabido que un porcentaje aun mayor no lo hace, pero, ¿Si estos vuelven a delinquir, no sería mejor enviarlos a la cárcel con una sentencia de por vida para que se arrepientan de lo que hicieron o sufran en vida por lo que hicieron? 

Todas las vidas son iguales, y quitar una vida siempre va a ser lo mismo. Por eso mismo, y porque además es de "bárbaros" el asesinar a una persona, la pena de muerte no debería existir en ningún lugar del mundo, y mucho menos en nuestro país.



martes, 2 de diciembre de 2014

La ética aristotélica y los hermanos Salvatore


Hecha la referencia en clase a la comparación de Homer Simpson con la filosofía de Aristóteles he decido decantarme por algo similar para mi entrada del blog de este mes. He elegido dos personajes de una de mis series favoritas llamada "The Vampire Diaries".



Esta serie está basada en la saga de L. J. Smith y la trama gira en torno a la vida de Elena, sus amigos y otros habitantes de una pequeña ciudad de Virginia, llamada Mystic Falls. Elena Gilbert es una adolescente de la cual se enamoran dos hermanos vampiros, Stefan Salvatore, y su hermano Damon Salvatore. La serie todavía está en emisión y va por la sexta temporada, pero para los más forofos (como yo) los libros de la saga completa están a vuestra disposición.


Stefan Salvatore (Paul Wesley), Elena Gilbert (Nina Dobrev) y Damon Salvatore (Ian Somerhalder)
En esta entrada, como ya he mencionado anteriormente, voy a hablaros de la ética aristotélica que se manifiesta claramente en estos dos hermanos; los hermanos Salvatore.

Por un lado tenemos a Stefan Salvatore, interpretado por Paul Wesley, fue convertido en vampiro por Katerina Petrova en 1864. Stefan es un vampiro que no bebe sangre humana, sino que se alimenta de animales. Este extraño fenómeno ocurre debido a la naturaleza vampírica de Stefan; el es un destripador (ripper, en inglés). Lo que esto significa es que Stefan se transforma completamente después de probar la sangre humana y es completamente incapaz de parar, si no que mata a sus victimas, las descuartiza y cuando vuelve en si presa de un remordimiento atroz las reconstruye. Por este motivo, decide no beber sangre humana y alimentarse únicamente de animales. Stefan podría ser clasificado como "el hermano bueno". Es educado, aquel que se preocupa por los demás y que no es capaz de pasar por encima de nadie para conseguir lo que se propone. Digamos que es demasiado bueno.

Por otro lado tenemos a Damon Salvatore, interpretado por Ian Somerhalder, también fue convertido por Katerina Petrova en 1864 y guarda un resentimiento hacia su hermano tal que le promete una eternidad de sufrimiento. Damon no se priva de nada; ni mujeres, ni bebida, ni sangre, ni fiestas... digamos que vive la vida a lo loco. Aunque posee un control que su hermano no sobre el deseo de sangre y es capaz de no matar a sus víctimas, muchas veces lo hace simplemente por diversión o porque le resultan molestas. No tiene pudor alguno a la hora de engañar, manipular y hacer lo que sea para conseguir lo que quiere. Digamos que Damon es "el hermano malo".

Y ahora vosotros os preguntareis ¿qué demonios tiene esto que ver con la ética aristotélica? Pues mucho. La ética de Aristóteles dicta que ningún individuo busca únicamente el bien sino que busca su propio bien. Aquí ya tenemos la primera referencia, ya que Stefan no busca su bien propio por lo que su conducta no tiene finalidad alguna con lo cual, según Aristóteles, es completamente carente de sentido. Para Aristóteles la finalidad de la vida humana es conseguir la felicidad como resultado del desempeño de lo que nos es propio, es decir, de la razón y la inteligencia; en mi opinión creo que no es propio de un animal racional acosar a su hermano a lo largo de la eternidad con el único fin de amargarle su inmortal existencia, ergo Damon no lo es. Otro punto de la ética aristotélica es la virtud como el justo medio entre dos extremos viciosos (bien por exceso o por defecto). Aunque este punto medio no es ni mucho menos absoluto podemos considerarlo similar para estos dos hermanos. Partamos de una necesidad común: alimentarse; y de una situación similar ambos con la posibilidad de alimentarse; bien considerando el alimentarse sin matar como el punto medio nos encontraremos con dos situaciones. Por un lado Stefan, que tendría miedo a perder el control por lo que no se alimentaría y por otro lado Damon, que se alimentaría y aunque podría parar decide continuar movido por el placer de la sangre humana. Aquí tenemos dos claros extremos para un punto medio: Stefan (por defecto) y Damon (por exceso).

P.D.: Todo aquel que se le ocurra pensar que es un plagio de la saga Crepúsculo que sepa que fue escritas antes que la susodicha con lo cual en todo caso sería al revés.

martes, 14 de octubre de 2014

Diálogos de Juventud: Ion


Platón elige como forma de expresión de su pensamiento el diálogos. En estos diálogos, el interlocutor mayormente será Sócrates; es posible que como tributo a su maestro. Estos diálogos se dividen cronológicamente en diálogos de juventud, diálogos de transición, diálogos de madurez y diálogos de vejez.

Entre los diálogos de juventud destacan algunos como "Eutifrón", "Laques", "Ion", "Menexeno", etc...


Yo, en particular, he decidido leer "Ion". Este diálogo trata sobre la poesía como un don divino, y en el se sitúan dos personajes en el plano: Sócrates e Ion (El supuesto mejor rapsoda en lo que se refiere a Homero)


En primer lugar, me gustaría dejar claro el significado de "rapsoda"; que aunque para mí ha sido evidente por el contexto quizá para otra persona no lo sea. Por lo tanto, un "rapsoda" en la Antigua Grecia (sobretodo primer milenio a.C.) era un recitador o pregonero que cantaba poemas homéricos u otras poesías épicas; y que, a diferencia de los aedos, no componían sus propias obras; sino que se limitaban a recitar las obras de otros.

En segundo lugar, he aquí un enlace a un pdf del diálogo de "Ion", ya que a cualquier persona que le interese mi comentario sobre el mismo es muy probable que le guste leerlo.

Como resumen de este diálogo podría decirse que únicamente hay dos personajes Sócrates e Ion de Éfeso; esto último acaba de proclamarse ganador de los juegos de Asclepios, en Epidauro debido a su excelso conocimiento de Homero. Ion al encontrarse con Sócrates le cuenta sus éxitos en Epidauro y este irónicamente admira a Ion por saber mucho sobre Homero, pero le pregunta si sabe de otros dos poetas reconocidos de la época "Hesíodo y Aquiloco"; a lo que Ion responde que puede tener idea de las cosas que coinciden con Homero, ya que este siempre le ha interesado más. Entonces Sócrates le expone tres cosas que son expuestas de forma similar por los tres poetas y le pregunta sino podría hablar de Hesíodo y Aquiloco como lo hace de Homero. y le da numerosos ejemplos concisos. Y finalmente, llegamos a la conclusión de que ningún poeta extrae su talento de un arte o una ciencia; sino que es gracias a una inspiración, una posesión de carácter divino.

A mi en concreto me ha parecido un diálogo ameno de leer, he de reconocer que también soy forofa y partidaria de la poesía. Sin embargo, no creo que se deba a una inspiración divina. Es cierto que términos como "inspiración" y "musa" se siguen empleando en el arte; pero no creo que sean tan literales, es más bien como una metáfora. Yo creo que en primer lugar depende de la propia predisposición de la persona y de lo que podríamos llamar el "talento en bruto" de la misma para cualquier aptitud y que en segundo lugar depende también de la formación que se haya recibido para perfeccionar ese "talento". De manera que con un poco de combinación de ambas podría dar la impresión de que simplemente has nacido para ello y es como si el propio Homero hablase a través de ti; pero para mi gusto es una conclusión demasiado fantasiosa.

martes, 30 de septiembre de 2014

Heráclito y la realidad cambiante


Según Heráclito, no hay nada que permanezca siempre igual, como él dice "el niño crece, el agua enfría, la fruta madura..." Nos comenta que el ser de cada cosa consiste en cambiar, que la realidad se transforma y es variable e inestable. Sin embargo, aunque comparto que el niño crece o la fruta madura, no creo que eso suponga un cambio de la realidad; puesto que el niño aunque crezca, se haga mayor, envejezca... será siempre la misma persona, con sus propias características físicas y psicológicas. Lo mismo que ocurre en el caso de la fruta, ya que un limón sigue siendo un limón este verde, maduro o podrido; lo único que ocurre es un proceso natural de la propia existencia, que nada tiene que ver con los cambios que él plantea. Podemos decir que una montaña es una montaña, a pesar de los cambios normales producidos por la erosión y demás factores climatológicos; es decir, el conocimiento que nosotros poseemos de dicha montaña no depende de los cambios que la afecten. En resumen, el conocimiento de las cosas no depende de un Logos, ni de que esa misma cosa se haga más pequeña, más grande o más vieja; si no de que no varíe su esencia. Desde mi punto de vista un perro, independientemente de que raza sea, será siempre un perro.

miércoles, 5 de febrero de 2014

La Ley del Aborto


La Ley del Aborto es un tema de gran actualidad y controversia. En mi opinión, esta ley está perfecta y no debería ser abolida ni modificada. Nosotras las mujeres somos las que damos a luz y tenemos derecho a decidir sobre nuestra vida. Además, abortar no es tan sencillo como lo pintan. Tienen que darse una serie de circunstancias para que se nos permita abortar. Yo creo que, por ejemplo, en caso de violación no debería si quiera dudarse en dar la opción a abortar. Otro caso son las malformaciones, ya que si la futura madre no se ve capacitada para cuidar a un niño con una determinada discapacidad ¿quién somos nosotros para obligarla? y ya no solo por la madre sino porque hay determinadas malformaciones o enfermedades que lo único que van a acarrear es sufrimiento ¿por qué debemos condenar a una criatura a nacer para sufrir? A parte de todos estos casos ya sólo está el hecho de que alguien no quiera ser madre, no tenemos derecho alguno a decidir sobre su vida. Sinceramente, todos los que defienden la abolición del aborto ¿se han parado a pensar en las vidas que destrozan? Una chica de 16 años, toda la vida por delante. Comete un error y se queda embarazada. Si ella quiere tenerlo nadie se lo impide, pero si no quiere está en todo su derecho de abortar. Ya será un golpe duro para ella el decidir sin necesidad de que nadie lo haga por ella. Si la obligan a tenerlo serán dos vidas destrozadas, la de la chica que se vera siendo una niña y con un bebé a cuestas, y la del niño ya que al ser no deseado ¿creen que esa madre le dará amor? y aunque se lo de; es una niña no sabe cuidarse a sí misma como para cuidar a un niño. Después, otra opción que lo de en adopción. A saber las penurias que pasará esa pobre criatura hasta que alguien lo adopte y si una vez adoptado llevará una vida feliz. Eso no lo puede saber nadie. Yo creo firme y sinceramente que el aborto no es una broma y que no debe tomarse a la ligera, sin embargo, creo que toda mujer tiene derecho a elegir si quiere o no ser madre y eso es algo que nadie debería arrebatarle nunca.